Es labor del Instituto Francisco Esqueda difundir, acrecentar y mejorar el caudal de la cultura con el consabido beneficio que esto tiene para el ser humano. Por esto, el Instituto busca lograr en los educandos una conciencia crítica de la sociedad logrando hacer de ellos personas capaces de discernir los elementos verdaderos en la cultura y en la sociedad, todo lo anterior como resultado de sus reflexiones personales fundamentadas en la adquisición de conocimientos respaldados por la ciencia y una capacidad crítica, fundamentada en la disciplina, el respeto y el orden como valores de partida. La meta del Instituto Francisco Esqueda es educar, no meramente instruir o capacitar, es decir, proporcionar formación integral, preparando a los alumnos para las exigencias del mundo que tendrán que enfrentar, desde la perspectiva de la inspiración cristiana razón por la cual plantea desde su filosofía educativa un quehacer muy específico con sus alcances y limitaciones.
Para lograr estos fines es necesario:
-La mentalidad cooperativa y con disposición al trabajo por parte de los alumnos.
-La parte educativa y responsable de los profesores e Institución.
- El apoyo irrestricto, decidido, entusiasta y orientador de los padres de familia.
Educar es fomentar por un proceso social, la actuación por la que el hombre como agente de su propio desarrollo tiende a lograr la más cabal de sus potencialidades. El hombre es evidentemente un ser que necesita hacerse así mismo, necesita operar su propia realización la cual consiste en el desarrollo de las dinámicas humanas fundamentales como son: La tendencia a la creatividad superando las condiciones y transformar la naturaleza para ponerla a su servicio. La tendencia a tener un conocimiento verdadero de la realidad como un dominio propio de sus actos y la tendencia a vivir en sociedad bajo justicia y amor Para lo anterior se propone una educación fundamentada en el humanismo integral de inspiración cristiana la cual no es una forma de posición indefinida que venga a ser lo mismo que una simple buena voluntad, sino que tiene una identidad clara, la decisión de tener activamente presente en la tarea cultural a la concepción cristiana del hombre y del mundo.